sábado, 18 de febrero de 2012

Locura

                                                                Parte 2



La neblina rozó mi rostro con sus fríos dedos y el viento con su silbido me llamó, las aves me acompañaban con sus dulces cantos y ahí en medio de todo y a la vez de la nada me levanté; pero ya no estaba en el mismo lugar en el que había caído, era otro lugar con un paisaje hermoso donde las montañas estaban tan cerca, abrigadas por miles de árboles que tiernamente las protegían y le daban vida, en el horizonte un tono rojizo y acaramelado pintaba ligeramente al cielo y hacía danzar en él a mis pequeños amigos cantores, luego bajé levemente la mirada y vi que estaba rodeada por millones de flores que eran las culpables de aquel dulce  y embriagante aroma y que a su vez se mesclaban con el frío que dotaba de una frescura al ambiente, y ahí fue que el tono de un hipnotizante canto captó mi atención y me impulsó hacia él.

Mis pies estaban desnudos, ya no llevaba puesto mis jeans, ni mi abrigo sino que en su lugar estaba un delicado vestido, blanco y puro que danzaba a medida que yo avanzaba. Mis ojos, negros como la noche se fijaron en otros de un dulce verdor, pero esa mirada no duró mucho porque la persona que estaba frente a mí, se volteó y se apoyó en un cerezo que movía sus rosas flores al compás de su canto. Todo mi ser intentó llegar hacia él, pero se vio inmovilizado, a pesar de que toda mi alma quería tocarlo no me pude mover, y la tristeza de no poder estar con él, embargó todo mi ser, provocando que una pequeña lágrima se deslizara por mi rostro.

Intenté gritar pero mi garganta no despedía ningún sonido, me comencé a desesperar, el aire me comenzó a faltar, mi cuerpo se sentía cada vez más debilitado, oh! y ese canto ese adorable canto que hacia a mi alma sucumbir se iba alejando de mis oídos, mi vista se iba apagando, el vestido que llevaba se empezó a manchar con pequeñas gotas rojas, algo en mí lo sabía, ¡esa era mi sangre! Cuando empezaba a reaccionar y a escuchar unos gritillos en el fondo, una cálida mano acarició mi mejilla y unos labios rozaron mi frente, sin saber si era verdad o una parte más de mi delirio pude escuchar en un susurro como una voz me decía “tu destino es otro, en tus manos no esta la muerte, pronto nos volveremos a ver”

Sollozos, rezos, lágrimas retumbaban en mis oídos como tambores amplios y sonoros          -Cassandra! Cassandra!! Hija por el amor de Dios despierta - empecé a escuchar el llanto de mi madre y a pesar de lo que había hecho mi cuerpo se sentía más ligero que nunca, no me dolía , apenas abrí los ojos pude ver las manos ensangrentadas de mi madre y la expresión de horror en su mirada.
-Calma todo saldrá bien querida, la ambulancia esta llegando, ¡ay! Mi pequeña Cassie como te pudiste caer de ese barranco, siempre te he dicho que dejes de estar tan despistada todo el tiempo, tremendo susto me he pegado y qué manera de salirte sangre de esa herida en tu cabeza- Intenté moverme pero mi madre me detuvo –no te muevas querida los paramédicos me han advertido que mientras espere su llegada no movieras ni un ápice de tu cuerpo- pero es que acaso mi madre no se daba cuenta de lo que había hecho, ¿No estaba consiente de que me había intentado suicidar?, intenté recorrer con la mirada el lugar en que me encontraba y extrañamente no estaba en aquel barranco que se encontraba a las afueras de la ciudad y el cual había elegido con tanta minuciosidad para que sea el lugar de mi muerte, no, me encontraba en la colina de mi ciudadela, aquella colina en la que solía jugar de niña con la bicicleta lanzándome y gritando a todo pulmón, pero ¿Cómo es que mi madre me había visto, si esta colina queda en la parte trasera de la ciudadela, la parte menos concurrida? Y peor aún ¿Cómo había llegado hasta aquí puedo asegurar, que va! Estoy totalmente segura de que me había tirado desde el barranco había sentido todo, el viento rafas mientras caía y antes del impacto el shock seguramente había provocado que me desmayara y delirara, pero estaba tan segura que había muerto, ¿cómo es que estoy aquí al final de esta colina, respirando, con una madre llorando, y con apenas con un pequeño corte en la frente que si bien emanaba mucha sangre no era motivo de preocupación? ¡Y esa voz! ¡Esa dulce voz que había escuchado antes de despertar! ¿A quién le pertenecía? 
 Ahora si que podía citar a Sócrates con su famosa frase “sólo sé que nada sé” tenía tantas preguntas en mi mente y ninguna respuesta, me estaba desesperando, mis latidos se aceleraron y en ese momento fue que sentí un pinchazo en el brazo – ¡Mamá! –alcancé a balbucear. –tranquila querida, es un calmante cuando te despiertes te sentirás mejor.

Un piteo sonoro  y molestoso envolvía toda la habitación lo que provocó que abriera los ojos con cierta molestia, el blanco del cuarto y las fuertes luces atacaron contra mi córnea provocando que cerrara y vuelva a abrir lentamente mis ojos, todo se me hizo desconocido tarde algunos minutos en reaccionar y percatarme de donde estaba. “genial un hospital” pensé.
-Cassie querida!! Despertaste!- sentí como se aferró fuertemente a mi dándome un abrazo tan cálido y conmovedor, ¿cómo pude hacer lo que hice? Que tonta fui…
-el doctor me dijo que estas muy bien querida, sólo tienes un pequeño rasguño, ay Cassie cuando estarás prevenida de lo que ocurre a tu alrededor, mi pequeña niña, cómo es que te fuiste a rodar toda esa colina y qué hacías allá atrás, creí que esa etapa de aventurera la habías dejado atrás, no te imaginas el susto que me pegué cuando el pequeño Kyle, el hijo del vecino, me dijo que había visto un muerto detrás de la colina, toda la ciudadela se conmocionó y fueron a ver lo que ocurría, cuando te vi ahí desmayada no sabes como se puso mi corazón, y estaba sola tu padre y hermanos se habían ido a la casa de tu abuela, ya los llamé tranquila ya están viniendo ellos también se asustaron mucho.
-Por supuesto que sí, ellos siempre tan adorables- pensé. En realidad ellos nunca habían sido el modelo de familia perfecta para mí, mi padre y madre se pasaban tan ocupados en sus negocios que casi y ni se aparecían por la casa, mis hermanos John y Ashley habían sido consumidos por la belleza irresistible del dinero y sus prioridades habían pasado a ser, su apariencia y lo último en tecnología que pudiesen obtener, por suerte no todos eran así Kathleen la menor, apenas tenía seis años, era la más consiente, amable, caritativa y linda persona ella era muy distinta y a pesar de su edad sentía que podía contar con ella plenamente.

Hasta ahora mi vida había sido tan superficial, y en sí todo lo que giraba a mí alrededor parecía querer demostrar que sin dinero no se logra nada y que con este se podrá tener el tan ansiado “poder”. Cansada de tener una vida miserable, sin amor, donde todo esta previamente planeado desde el día de tu nacimiento fue que tomé la decisión de acabar con mi “vida” si así se puede decir, pero por algún motivo que desconozco todo había salido totalmente al revés, aun estaba intrigada y confundida es que ¿cómo pude terminar en la colina detrás de la ciudadela…?

-Cassie! Despierta, Cassie-escuche un susurro y abrí los ojos, ahí estaba ella, la pequeña Kathleen con sus mejillas sonrosadas; su cabello castaño, largo con terminaciones en bucle muy parecido al mio; y con esos ojitos negros con una chispita de brillo.
-He entrado a escondidas, me dijeron que estabas dormida y que no te molestara pero necesitaba verte hermanita- Cómo es que una niña de tan sólo seis años podía hablar como si fuera una persona mayor y madura, ni la lengua se le trababa al hablar lo cual me sucedía a mí muy a menudo.
-Cariño estoy bien, no te preocupes- ella  sonrió ampliamente y me dio un cálido abrazo
-no sabes como me he asustado, yo sabía que algo te había pasado en cuanto vi esas sombras negras aparecerse por toda la casa de la abuela- Kathleen desde bebé se quedaba con la mirada fija en algunos lugares y aunque mi madre no prestaba mayor importancia a esto, a mi siempre me preocupó saber qué era lo que atraía tanto su atención pero no fue hasta que empezó a hablar que ella me pudo decir que a veces veía personas, sombras y ángeles, claro que al principio no le creí pero tampoco podía encontrar el motivo de que una pequeña niña se inventara tantas cosas, aunque bien los niños tienen una gran imaginación pero en definitiva Kath no era de ese tipo de niños.

Cuando tenía 14 años mi abuelo murió de una embolia pulmonar causada por un pequeño coagulo de sangre en sus pulmones unos meses después de que le diagnosticaran cáncer, él era una persona muy generosa, amable, paciente y sabia, siempre me aconsejó y me supo dar todo el cariño que un abuelo le puede dar a su nieta, aunque su devoción por sus otros nietos no fuera igual, exceptuando claramente a Kath que desde su nacimiento nos trajo alegría y sonrisas por montón.

Antes de morir, mi abuelo me había regalado un caballo al que llamé “Príncipe” pero todo fue en secreto ya que mis padres nunca quisieron regalarme un caballo por lo “peligroso” que podía ser, pero mi abuelo sabía perfectamente que montar a caballo no era nada peligroso si es que estabas entrenada por su puesto y amabas a tu caballo, mi abuelo siempre dijo que el animal puede sentir el cariño que le das, puede sentir tus emociones, y aunque no lo creas de la forma en que lo cuidas y amas él te retribuirá, así mismo cuidándote y mostrándote su aprecio.

Unos días después del fallecimiento de mi abuelito, Kath había vuelto a quedarse mirando al vacío, esta vez le pregunté qué era lo que le pasaba, apenas tenía 4 añitos y con esa voz dulce me contó acerca del pequeño secreto que tenía, me dijo que lo que tanto había captado su atención era el abuelo que se encontraba parado ante nosotras, por un momento me quedé sin habla, no lo podía creer y le seguí la corriente –ah y ¿qué te dice el abuelito?- le pregunté                                                                                                                                 -me dice que te cuide mucho a ti, que me necesitas porque yo seré tu fortaleza desde ahora, que cuidemos a nuestra familia y a la abuelita que ahora se queda sola- me miró con una sonrisa pícara- Cassie… no me has contado de “Príncipe”- Toda la sangre se me fue al piso, ¿Cómo podía conocer nuestro pequeño secreto? – Él abuelito dice que lo cuides mucho, que lo limpies y que lo vayas a visitar muy a menudo- Simplemente me quedé sin palabras empecé a balbucear nerviosamente.                                                                                          –Ten calma… ¿quieres verlo antes de que se vaya?-me preguntó lo que me dejó  con un signo de interrogación cada vez más grande.
–  ¿Pero cómo?
–Dame la mano- me extendió su mano y se aferró fuertemente a la mía, cerró los ojos y me empecé a sentir mareada, todo empezó a dar vueltas y me vi obligada a cerrar los ojos, un segundo después los abrí y pude ver a un viejito de 70 años con las arrugas de la risa bien marcadas mirándome fijamente, no puede evitar llorar ahí estaba mi abuelito mi querido y adorado abelito. Mi hermana me miraba con esperanza y yo le brinde una cálida sonrisa.

Así fue como descubrí el maravilloso don que tiene Kath y la he apoyado desde entonces pero lo más fantástico de todo es que, esta bien había leído mucho y había escuchado de muchas personas que afirmaban que podían ver gente muerta pero en definitiva no había escuchado de ninguna que dándote la mano pudiese compartir sus visiones contigo y además pudiese interactuar con los ángeles guardianes. Ella me ha dicho que mi ángel guardián es un ser de mucha luz que siempre esta sonriendo y que además es un ser encantador hermoso como ninguno de una tez tan blanca y brillante,  unos ojos verdes con pequeños toques grises con un cabello negro, sedoso y brillante. Ahora recordando todo esto no se por qué pero la descripción de Kath caía tan perfecta en la imagen de ese hombre que había escuchado cantar en mi delirio…

"Solamente aquel que es demasiado fuerte para perdonar una ofensa, sabe Amar"

jueves, 16 de febrero de 2012


Rubí "una historia de amor en el tiempo"

Sinopsis
En casa de Gwendolyn Sheperd nada ni nadie es del todo “normal”,
empezando por su excéntrica (¡y
tiene extrañas visiones, pasando por Lucy, que se escapó de casa
hace 17 años sin dejar rastro alguno... Y para acabar, también está Charlotte, su
encantadora y (rabiosamente) perfecta prima, quien, según parece, ha heredado un
extraño gen familiar que le permit
está a punto de salir a la luz: la portadora del misterioso gen para viajar a través
del tiempo no es Charlotte, ¡sino la propia Gwen! Ella es, en realidad, la duodécima
(¡y la última!) viajera en el tiemp
otros once viajeros, se cerrará el misterioso “Círculo de los doce”. Para obtener más
información, Gwen deberá viajar al pasado y por suerte o por desgracia, no lo hará
sola: la acompañará el undécimo via
sarcástico Gideon, con quien va a vivir algo más que una peligrosa carrera a través
del tiempo…
Kerstin Gier

Esta es la sinopsis del primer libro de una serie maravillosa, acerca del amor, misterio y ¡viajes en el tiempo! se los recomiendo totalmente...

 
                                                                .


"Cuando se ama el dolor es inevitable, sólo el sufrimiento es opcional".